Vidrio Nº 12

    1999

    Fotografía digital sobre aluminio


    "Me acerco, hago un intento y la puerta se abre. Me asomo, entro... Aquello fue para mí una experiencia extraordinaria: las ventanas tenían las persianas verdes, y como era verano, toda la habitación era de color verde. Es curioso, me sentí como dentro de un grano de uva. Estaba fascinado por el color verde, verde dorado, miraba en torno y era verdaderamente un espacio jamás conocido hasta entonces, un mundo completamente distinto. Aquella fue la única vez. Al día siguiente traté de abrir la puerta, pero ya estaba cerrada"

                      Mircea Eliade








    La primera conquista hacia el espacio interior, llega con el invento del vidrio que al principio era de tamaño reducido y solamente traslúcido, pues era deforme y con aguas.

    Principalmente el vidrio es una innovación técnica, pero llegó mucho más allá en sus efectos. En la arquitectura gótica las cargas localizadas dejan abrir muros de luz. Las vidrieras que la filtran y tamizan en el interior un espacio diferente, con colores que semejan al arco iris, la luz del interior es diferente a la luz exterior originando un espacio psicodélico, un espacio divino. La función de la ventana, como foco de luz, ha desaparecido. Aparece la vidriera como creadora de ambiente.

    Esta serie de fotografías recopilan el momento ideal de rostros tras ventanas y puertas de vidrio, material entre lo sólido y lo liquido, entre la esperanza y el recuerdo y que está presente precisa y únicamente en el modo de la esperanza o el recuerdo: en el ardor exterior y juvenil tenemos la esperanza de encontrar la paz en una esposa amada de la que nunca nos cansaremos; en la vejez recordamos la época dichosa cumplida con el ritmo confiable de la repetición... en tanto la repetición de la juventud no es posible, sí lo es repetir la misma experiencia de imposibilidad melancólica, esto es, el fracaso en asistir al Objeto, a la vida viva.