Olímpico Nª 31

    Video digital

    22 minutos

    Todo artístico comporta un atletismo. Pero, en vez de reconciliar lo artístico con el deporte, o de convertir la artisticidad en un juego olímpico, este atletismo se ejerce en la huida y la defección orgánicas: un deportista en la cama, decía Michaux. Se deviene tanto más animal cuanto que el animal muere; y, contrariamente a un prejuicio espiritualista, el animal sabe morir y tiene el sentimiento o presentimiento correspondiente. Crear no es contar los recuerdos, los viajes, los amores y los lutos, los sueños y las fantasías tan propias. Sucede lo mismo cuando se peca por exceso de realidad, o de imaginación: en ambos casos, se proyecta en lo real o se introyecta en lo imaginario.

    Es propio de la técnica del arte, igual que de la del deporte, que cada quisque asista a sus exhibiciones como un medio especialista. Bastaría con haber escuchado discutir los resultados de un intrascendente partido de fútbol a un grupo de repartidores de periódicos recostados en sus furgoneta. Los editores de periódicos no organizan en balde noticias de fútbol entre sus más jóvenes repartidores como concursos de arte. Y por cierto que despiertan gran interés en los lectores. El lector o su hijo siempre tiene la posibilidad de ascender de repartidor de diarios a jugador de fútbol. Los noticiarios, por ejemplo, abren para todos la bonita perspectiva de ascender de transeúntes a comparsas en la pantalla. De este modo puede en ciertos casos hasta verse incluido en una obra de arte -recordemos la Bienal de Sao Paulo de 1952 para Oteiza- Cualquier hombre aspirará hoy a participar en un rodaje. Nada ilustrará mejor esta aspiración que una parada en la situación histórica de la cultura actual.