Olímpico Nª 31

2006

Video digital
22 minutos


Todo artístico comporta un atletismo.
Pero, en vez de reconciliar lo artístico
con el deporte, o de convertir la
artisticidad en un juego olímpico, este
atletismo se ejerce en la huida y la
defección orgánicas: un deportista en
la cama, decía Michaux. Se deviene
tanto más animal cuanto que el animal
muere; y, contrariamente a un prejuicio
espiritualista, el animal sabe morir y
tiene el sentimiento o presentimiento
correspondiente. Crear no es contar los
recuerdos, los viajes, los amores y los
lutos, los sueños y las fantasías tan
propias. Sucede lo mismo cuando se
peca por exceso de realidad, o de
imaginación: en ambos casos, se
proyecta en lo real o se introyecta en
lo imaginario.
Es propio de la técnica del arte, igual
que de la del deporte, que cada quisque
asista a sus exhibiciones como un
medio especialista. Bastaría con haber
escuchado discutir los resultados de un
intrascendente partido de fútbol a un
grupo de repartidores de periódicos
recostados en sus furgoneta. Los
editores de periódicos no organizan en
balde noticias de fútbol entre sus más
jóvenes repartidores como concursos
de arte. Y por cierto que despiertan
gran interés en los lectores. El lector o
su hijo siempre tiene la posibilidad de
ascender de repartidor de diarios a
jugador de fútbol. Los noticiarios, por
ejemplo, abren para todos la bonita
perspectiva de ascender de transeúntes
a comparsas en la pantalla. De este
modo puede en ciertos casos hasta
verse incluido en una obra de arte
-recordemos la Bienal de Sao Paulo de
1952 para Oteiza- Cualquier hombre
aspirará hoy a participar en un rodaje.
Nada ilustrará mejor esta aspiración
que una parada en la situación histórica
de la cultura actual.