Lo real

    Oleo sobre tabla

    35x24 cm.


    El conocimiento es una representación mental de la realidad. La idea de conocimiento requiere, pues, dos conceptos previos, el de realidad y el de mente. La idea de representación requiere por su parte que se reconozca a ésta no como repetición de una supuesta presentación inicial (re-presentación) sino en el sentido de una apertura congnoscitiva. La gente corriente se limita a conocer casos y cosas de la mejor manera que puede, sin necesidad de postular esa extraña entidad intermedia y sobredeterminada entre el sujeto y el objeto a la que los filósofos han llamando representación. De la misma forma la gente se esfuerza por entender el lenguaje de los perros, pero no el del arte.

En la obra cumbre de Velázquez Las meninas, se resalta habitualmente hasta el paroxismo interpretaciones diversas como la eliminación de los efectos lineales o la increíble síntesis que hace que unas pocas pinceladas sean suficientes para definir formas y volúmenes. Incluso la crítica ha llegado a reconocer a Velázquez como precursor del Impresionismo. Otro detalle que llama la atención de los especialistas de la obra de Velázquez es la re-presentación de dos personajes reflejados en un espejo que están elaborados de manera más rápida y con una técnica esbozada que el resto. Se supone que están contenidos en un espejo que sobre el muro del fondo refleja los bustos de los reyes, que se interpreta como un posando para ser retratados por el pintor sevillano y que son sorprendidos por la visita de su hija y sus acompañantes. Ese es el instante preciso.

En Las Meninas se supone que la reina y el rey están fuera de la pintura, y su reflejo en el espejo los sitúa en el interior del espacio pictórico. El espejo, situado sobre el triste muro del fondo, muestra lo que hay: la reina, el rey y, según las palabras de Harriet Stone, "las generaciones de espectadores que han venido a tomar el sitio que la pareja tiene en el cuadro". La estructura espacial y la posición del espejo están dispuestas de tal manera que parece que Felipe IV y Mariana, se encontraran delante de la infanta y sus acompañantes, con el observador del lienzo. Es decir, según esta teoría, si los reyes y el espectador son la misma figura, lo único cierto es que el espectador del espejo del cuadro tiene su busto contenido en una medida de unos treinta centímetros de altura, y está, de manera intencionada, difusas. Es poco probable que fuese debido a una imperfección en la óptica del espejo. Un efecto similar está presente en la Venus del espejo, el único desnudo que Velázquez realizó, allí la cara del personaje se desvanece en el espejo más allá de todo realismo. El ángulo del espejo es tan fuerte que aunque normalmente sea descrita como que se está mirando en él, está de manera desconcertante mirándonos.

Aunque sólo se pueden ver reflejados en el espejo, la representación de la pareja real ocupa un lugar central en la pintura, tanto por la jerarquía social como en la composición del cuadro. La posición del espectador en relación con ellos es incierta. La cuestión es saber si el observador de la pintura está cerca de la pareja real, o si los reemplaza y contempla la escena con sus propios ojos; es una cuestión que genera polémica.

Pero lo cierto es que la obra de Velázquez propone, más allá de si es o no es el precursor del impresionismo, la primera gran gramática de la visibilidad no-representada más que de una materialidad ortográfica de la visión. No olvidemos que el pintor de corte necesitó otro espejo para pintar su rostro... Las Meninas tiene pues mayor relación con un Greco, Picasso o Duchamp que con cualquier impresionista. Las Meninas es la representación de la representación. Y no es en la figura de los reyes en donde se manifiesta el plano real del espectador. Los reyes son plasmados como lo que son: imagen. Fantasmagorías. No son ellos en donde se manifiesta el umbral dimensional con el espectador. El punto de fuga de la perspectiva está detrás de la puerta donde se encuentra José Nieto; es precisamente allí, donde va la vista en busca de la salida del cuadro, donde se encuentra el plano real del espectador. La gran luminosidad existente en este punto provoca que la mirada se fije en ese lugar. Es la corona de las vírgenes y los santos. La figura no se situá ni demasiado dentro ni demasiado fuera del espacio. La figura del Aposentador José Nieto es el verdadero reflejo del espectador, no los reyes. Los reyes no existen. Son imagen. Y Velázquez, como demuestra en tantas de sus pinturas, no re-presenta imágenes, sino representaciones.

A primera vista, parece que todo el mundo da la cara al espectador, a los reyes. A primera vista parece que todo el mundo dé la espalda a la puerta semiabierta en donde se sitúa el Aposentador José Nieto. Es el propio espectador, desde su posición exterior, la nuestra, desde la realidad, hacia la a lo real, quien contempla la representación