La idea de orden habita un deseo de dominio o dominación frente al mundo.
El orden sería una sublimación intelectual, simbólica, imaginaria, de la propia exigencia
orgánica/perceptiva/psicológica de neguentropía, de totificación... es la cascada de
reorganizaciones del significante de donde procede el desastre creciente del imaginario, hasta
que se alcanza el nivel en que significante y significado se estabilizan en la metafora, ésta
como desidad del mundo. Fuera,este mundo se ofrece como cerco, como límite existencial. No
es extraño que, las primeras culturas de las que se conoce testimonio verbal, hayan identificado
lo caótico como lo que está fuera del límite mismo, o con lo que no tiene límites.

Para los griegos, el infinito tiene un contenido terrible: se trata de aquello que enfrenta al
hombre a el abismo de lo indiferenciado, de lo absoluto por falta de absoluto: el infinito, el
apeiron es "lo que no tiene todo". Por su parte, Caos ha sido en distintas culturas, identificado
como algo que está antes del orden, que está fuera del límite, fuera de la ley, pero también es el
límite mismo el resquicio; Se trata, en efecto, de la turbulencia del confín. Domesticar ese caos,
segregado, desvitalizarlo, eliminar su terribilidad, habrá sido una de las preocupaciones más
profundas de los grandes proyectos estéticos y filosóficos de las culturas humanas. Para los
antiguos griegos lo normal es igual a armonía y equilibrio. Lo sano. por su parte la patología,
disarmonía y anormalidad. Alienación. George Canguilhem en su obra "Las normas y lo
normal" expone que el hombre sano mide su salud en relación a su capacidad de superar crisis
para establecer un nuevo orden. Salud pues no es la ausencia total de patologías, sino la
capacidad de restaurar un estado anterior mediante un esfuerzo que puede modificar la base
estructural de la persona afectada. Esta modificación de la base estructural no produce estados
anormales, sino un proceso continuo de modificación de normas para fortalecer la salud. Así,
todo símbolo que tenga en sí mismo el principio de su funcionamiento regular, a falta del cual
se deshacen, se disuelve en el ambiente, dispone de un dispositivo de control y autoregulación
que mantiene su estructura, es la ley.
El símbolo consiste en un proceso formativo, formante, un sistema abierto que aumenta su
grado de complejidad conformado, simultáneamente, se vuelve más autónomo y más
interdependiente. Se trata de un equilibrio inestable situado entre la estabilidad informal,
amorfo y lo cristalino como máxima estabilidad formal de lo inorgánico. Para el
mantenimiento de tal equilibrio inestable, cada símbolo determina intercambios energéticos
con su ambiente, y realiza tareas de configuración interna, de autoorganización, que totifacen
su cuerpo. Es a este plano al que pertenecen tanto los sistemas de configuración o ciertos
elementos como las "integrinas", que permiten la cohesión entre las distintas células de un
mismo organismo y cuales no y que actualmente se consideran como un "segundo cerebro"
dada su importancia orgánica y funcional. El objeto mantiene su estructura en función de su
vitalidad interna: su conservación activa, que equivale a instalarse en el devenir: no se es, sino
que se cambia ara sugerir una continuidad estructural.

Del nombre al síntoma, podemos extraer algunas significaciones relacionadas con los
fundamentos de lo cínico, de las condiciones ideales e iniciales con las actuales. La palabra
síntoma, que proviene de sympiptein se refiere al hecho de que haya cosas que caen juntas,
apunta al indicio de lo que coincide, al signo, o lo que viene al caso. Y mientras el síntoma es
coincidencia de espacios y tiempos, a aquello que no llega a coincidir jamás se lo llama
asymtotos, lo asintótico. Y pues lo que cae, junto o no, ptoma, ruina, desecho o cadáver, la
asíntota es la imposibilidad de hacer, del cadáver caído, signo; es, dicho de otro modo, la
imposibilidad de alcanzar el alma como signo del cuerpo. El síntoma es pues la posibilidad de
hacer signo, de dotar de vida al signo, es lo que dota de vida al signo. Como el comentario no
tiene nada de científico, es arbitrario y convencionado, la palabra resulta irrefutable ante el
símbolo, por convención y arbitrariedad. es lo único que parece poder dar una estructura
científica al símbolo, y paganismo al signo, es tener una técnica a la cual referirse