Celebración

Video

32 minutos

Una sociedad armoniosa con una jerarquía y un orden claramente definidos están de celebración, una plástica donde no es en modo alguno accidental que haya dos ambientaciones principales que sirven como lugar para los festejos: la mansión ocupada por una familia deíctica anónima como primer elemento, y como segundo escenario la pequeña ciudad idílica de Pontevedra con una procesión que recorre sus calles.

El contexto de la primera es el “capitalismo que no es todavía él mismo”, ética enunciante corporativa y cierta jerarquía de parentesco medieval dirigida hacia el otro se proyecta siempre como un orden para sí mismas. El contexto de la segunda ambientación ejemplifica la hipótesis de Fredric Jameson según la cual toda la historiografía, incluso cuando su objeto “oficial” es alguna celebración lejana o exótica, en realidad hace variaciones sobre un único motivo: la autoreferencialidad.

La plástica de una celebración sirve para desvelar los funcionamientos no tan simbólicos de la convivencia de tres tipos de conocimientos diferentes y las estructuras sociales correspondientes a cada uno de ellos, que se extienden entremezclándose de manera borrosa entre lo público y lo privado, hasta construir con falsa precisión el punto de demarcación histórica “diacrónica” de los dos escenarios, hasta la consideración de esta oposición como un antagonismo estructural “sincrónico” inherente al orden como tal: éste nunca es “puro”, está atrapado en la ilusión de la unidad orgánica y se percibe a sí mismo como un universo en desintegración, por lo que necesita premiarse de una manera festiva, y siem